Fresquito para el calor: polos de leche merengada

Lo de hacerlo con los típicos cacharritos de helado que casi todas nuestras madres han tenido es cuestión de pijerío, aunque quedan muy monos y quedarían muy bien si tienes invitados. Estos los compré en Ikea este año.

El caso es que la leche merengada congelada es algo típico en mi familia cuando empieza a llegar el calor. Lo tomábamos siempre en la sobremesa, cuando el calor más apretaba.

Sus bondades: es fácil, sencillo, refrescante, lo dulce que cada uno quiera, ¡y es leche!

LECHE MERENGADA

1 l. leche
Azúcar, fructosa o cualquier edulcorante al gusto
Un poquito de cáscara de limón, o si te gusta mucho el limón, échale más
Una rama de canela

Pon en un cazo todos los ingredientes. Dale vueltas antes de ponerlo al fuego para deshacer el azúcar. Déjalo que hierva durante unos 15-20 minutos (cuidado con que no se salga y la cocina se convierta en un campo de batalla). Apaga el fuego, déjalo enfriar y viértelo en moldes para polo o simplemente en un molde de la forma que sea. Mételo en el congelador.
Si optas por esta última opción, antes de servirlo sácalo del congelador cinco minutos y raspa con una cuchara o tenedor la superficie, para que lo que eches en los vasos sea como una especie de granizado. Mete de nuevo en el congelador lo que haya sobrado.
Lo puedes acompañar con canela en polvo y un barquillo, por ejemplo, o al menos esa era la tradición…

Umm, voy a comerme otro.

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