Hablemos de cosas importantes: comida (I)

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Puede que esta crónica haya que dividirla en varios capítulos para que no os aburráis, porque cada día descubrimos cosas nuevas.

Lo típico, típico, que se come aquí es el rice curry, y a cada sitio que llegas te lo ponen como si fuera la primera vez y no llevaras días con el mismo menú.

El rice curry consiste simple y llanamente en un combo compuesto de arroz, verduras (berenjena, patata, calabaza, remolacha,… ) o lentejas y algo cocinado con curry (cerdo, ternera, pollo o pescado). En un bar local te lo pondrán todo en el mismo plato (eso, tipo combo). En un restaurante o en una casa te pondrán un mínimo de tres cuencos con las verduras, otro con «la chicha» cocinada con curry, una gran fuente de arroz y otro plato con popodum, una especie de pan frito fino que sabe a algo entre pan de gambas y torreznos, y entonces serás tú el que te organices el combo.

Importante, pedirlo siempre non spicy, es decir, no picante. Ni aunque os digan que tiene un picor medio, decid que no. Pensad que su sensibilidad al picante es completamente diferente a la nuestra.

Una variante del rice curry es sustituir el arroz por noodles de arroz, así que lo podríamos denominar noodle curry. Cuando los comimos nos lo presentaron como formando pequeñas tortitas con los noodles.

A veces, además de la verdura, ponen un cuenco con sambol, que es una mezcla de coco rallado con cebolla lima y especias. La verdad que está buenísimo, y como no es picante, junto con el arroz o los noodles, sirve para amortiguar los estragos del curry.

El sambol también se puede tomar para desayunar, junto con unos panecillos planos de harina de trigo que se llaman roti. O por qué no, podemos acompañar el roti con jamón serrano, tal y como acabamos de hacer en el tren que nos lleva a Ella, un spanish roti.

También para desayunar existe la opción de una especie de crep con huevo dentro (cuando le das la vuelta a la crep echas el huevo crudo y con el calor de la plancha se hace, por último se doblan los bordes redondeados hacia dentro para que quede como cuadrado), no me quedó muy claro cómo se llamaba, creo que algo como eggry. Y si esto lo acompañas con una tortilla típica del país (con trocitos de puerro y algo más que no sabría identificar), pues ya cuentas con las fuerzas suficientes para emprender otra nueva caminata por Sri Lanka.

Otro día atacaremos la parte más dulce.

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