Suena divino, ¿no? Pues sí, el triffle que hice hace un mes (continuando con la tradición navideña que yo sola me he impuesto) hace subir a los cielos. José Miguel repitió, Lola, Vicente y Javier dejaron limpio el plato, Lucía no paró hasta que acabó con todo lo que había en el bol y María, que es más de salado, ¡quería hacerlo para Nochevieja!

Lo del bizcocho de ángel es una traducción literal del angel food cake americano. Un bizcocho elaborado a base de claras (por lo que lo llaman también bizcocho dedeportistas), harina, azúcar y sal. Venden hasta un molde específico para hornearlo con un agujero en medio, para que no tenga demasiada masa en el centro y tienda a hundirse, dado que solo se sustenta sobre las claras montadas. De esta manera la masa tiene más superficie para agarrarse a las paredes del molde, ¡que no se deben engrasar! Ah, y otro truco: hay que colocarlo boca abajo cuando se saca del horno para que se enfríe, así se evita también que se hunda.

¡Pero no hace falta comprarse el molde! ¡Somos chicas de recursos! Basta colocar en el centro de un molde redondo una lata vacía, un vaso o algo que pueda meterse en el horno y que nos sirva para simular el agujero.

Hechas las presentaciones oportunas, os dejo con la receta.

P.S.- María, Juan y Jose tuvieron la primicia la noche anterior. Bueno, quien dice primicia dice conejillos de Indias.

TRIFFLE CELESTIAL DE ARÁNDANOS Y BIZCOCHO DE ÁNGEL (8 personas)

BIZCOCHO DE ÁNGEL

130 grs harina
200 grs azúcar
Pizca sal
12 claras de huevo (en Mercadona y otras superficies venden brick de solo claras)
1 ccdita vainilla
4 cchditas zumo limón

Enciende el horno a 170 ºC.

Mezcla en un bol la mitad del azúcar, la harina y la sal. En otro bol bate las claras con la vainilla, pasado un minuto añade el zumo de limón, bate otros 2-3 minutos (velocidad media-alta), y por último añade los otros 100 gramos de azúcar pero divididos en 3 veces, hasta que las claras queden bien montadas y brillantes. Incorpora los ingredientes secos mezclando a mano de manera envolvente.

Vierte la masa en el molde con su hueco en el medio improvisado ¡y sin haberle puesto papel, mantequilla o aceite! Recordad que es fundamental que la masa se agarre a las paredes del molde y que al darle la vuelta al enfriarlo no se caiga.

Introdúcelo en el horno durante 40 minutos.

SALSA DE ARÁNDANOS

340 grs arándanos congelados (en Lidl y otras superficies tienen)
2 ccdas azúcar
2 ccdas maicena
60 ml agua fría
1/2 ccda zumo limón

En un cazo pon todos los ingredientes y llévalo a ebullición. Deja que hierva a fuego suave durante 5-7′ hasta que espese un poco. Aparta del fuego y deja que se enfríe completamente.

CREMA DE QUESO

450 grs queso philadelphia
160 ml leche
130 grs azúcar

En una batidora mezcla bien todos los ingredientes, que no queden grumos. Da igual que quede un poco líquida.

Y llega el momento del montaje. Tampoco hace falta tener un molde de triffle, basta una ensaladera o bol de cristal, o si se prefiere servir en raciones individuales se pueden usar vasos o copas. Lo del cristal sí que es interesante (aunque no estrictamente necesario) porque la clave de un tariffe son las capas, y queda mucho más bonito si se ven.

El bizcocho, una vez frío córtalo en dados y báñalos en la crema de queso. ¡Pero no todos a la vez! Hay que ir poco a poco, solo con los dados que se vayan necesitando, porque lo más importante es que queden bien cubiertos de la crema.

Coloca una primera capa de dados de bizcocho (¡bien cubiertos!) y después un poco de salsa de arándanos, de manera que se vea bien en las paredes del molde. Y repite (bizcocho y arándanos) hasta que te quedes sin ingredientes o sin espacio en el molde (es suficiente con 2 o 3 veces de cada mezcla).

En la versión que hice en las pasadas navidades añadí una tercera capa de nata montada pero, sinceramente, ni me convenció ni pienso que le aportara nada. Por añadirle algo, quizá unas natillas suaves sí que le podrían ir bien, aunque lo mejor sería apurar la crema de queso que haya quedado y echar lo sobrante también entre las capas del triffle. El sabor de la crema de queso es muy característico y, sobre todo, ¡adictivo!