Una tradición más cercana: la castañada



Ayer ya comentamos aquí que se celebraba Halloween. Sin embargo, días atrás, me enteré que otra tradición típica de la noche del 31 de octubre, mucho más propia de estas tierras, es la castañada. Parece que en los últimos años la castañada ha perdido fuelle con respecto a la tradición anglosajona, pero en mi afán por coger lo mejor de cada casa, medio convencí medio empujé a mi entorno catalán a celebrarla.

Así que anoche,  aprovechando la buena temperatura de la que todavía disfrutamos por aquí, Rosa Mary organizó en su terraza la que se ha convertido en mi primera castañada (¡coincidiendo con mi primer aniversario por Cambrils!).

La castañada consiste, simple y llanamente, en comer boniato y castañas asadas junto con panellets y vino dulce, después de cenar.

Dice la tradición que durante la noche del 31 de octubre debían sonar las campanas de las iglesias en memoria de los difuntos. Para que los campaneros y la gente que les ayudaba tuvieran energía suficiente comían castañas y boniatos (cuidado, parece ser que las castañas, además de dar energía, estriñen). Lo de que fueran acompañados de panellets y vino dulce, no sé muy bien cómo aparece en la historia, pero en absoluto sobran.

Los panellets son pequeñas (bueno, depende de quien las haga) bolitas dulces a base de almendra molida, azúcar, huevo, limón y patata o boniato (abajo encontraréis la receta), cubiertas de más almendra o piñones, aunque a día de hoy se pueden encontrar de coco, chocolate, café…

El vino dulce es vino, y el Muller que tomamos ayer estaba espectacular.

Cualquier excusa es buena para reunirse y comer, ¡no las desperdiciéis!

PANELLETS

300 grs de almendra molida cruda
250 grs de azúcar glas
150 grs de patata o boniato
1 clara de huevo (o dos si queda muy dura la masa)
ralladura de un limón

Se cuece el boniato o la patata, se pela, se machaca y se deja enfriar.
Se mezcla bien la almendra, el azúcar, la clara de huevo y el boniato, hasta que quede una masa bien ligada. Y por último se incorpora la ralladura de limón.
Se deja reposar la masa durante unas horas para después, con las manos, hacer pequeñas bolitas (del tamaño de una pelota de ping pong, aproximadamente, o incluso un poco más pequeñas) y rebozarlas en almendra picada o piñones o coco rallado o lo que nos apetezca. Colocar las bolitas en una bandeja de horno, pintar con la yema batida y dorar en el grill durante unos 7 minutos.

Preparar una mesa bonita, con pan amb tomaquet (que sí, que pronto os contaré el secreto), embutidos, quesos, ensaladas ¡y a disfrutar!

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