Me atrevería a decir que se está convirtiendo en un clásico. No creo que llegue al grado de la cheese cake, pero cada vez más se puede encontrar en restaurantes, muchos de ellos vegetarianos, y lo sorprendente es que casi nunca defrauda.

Parece mentira que con un puñado de zanahorias y un poco de magia se pueda hacer algo tan rico y tan dulce. Si a estos ingredientes le añadimos una fina crema de queso como relleno y cobertura, el éxito está asegurado. ¿Lo mejor? ¡Es muy fácil de hacer!

Hay millones de recetas de esta tarta. De hecho cada una de las partes de The Tart Princess hace una distinta, pero en esta ocasión, y dado que soy yo la que está escribiendo pues redactaré la que yo utilizo, ¡blandita, jugosa y esponjosa! ¿Qué más se puede pedir? La base de la receta la cogí de la página web de Rachel Allen y después la he ido adaptando a mis gustos y costumbres.

CARROT CAKE o TARTA DE ZANAHORIA (6-8 personas)

2 huevos
140 ml aceite vegetal (a mí personalmente me gusta utilizar un aceite de oliva suave)
200 grs azúcar moreno
300 grs zanahoria rallada
100 grs pasas
75 grs nueces picadas
180 grs harina
1 pizca de sal
1/2 cda bicarbonato
1 cda canela molida
1/2 cda nuez moscada

Bate los huevos junto con el azúcar muy bien. Estáte unos minutos con la batidora eléctrica hasta que queden muy espumosos. Añade el aceite, la zanahoria, las pasas (si son grandes pícalas un poco) y las nueces. Mezcla bien.
En un bol aparte echa el resto de ingredientes (todos los ingredientes secos) y con movimientos suaves incorpóralos a la crema anterior de manera manual, con una cuchara o varillas.
Unta un molde con mantequilla o fórralo con papel de horno y vierte la mezcla. Hornea durante aproximadamente una hora y cuarto a 150ºC.

CREAM CHEESE ICING o CREMA DE QUESO

250 grs queso Philadelphia (tiene que ser de esta marca, he probado con otros y siempre la crema ha quedado demasiado líquida)
50 grs mantequilla
80 grs azúcar molida muy fina (encontrareis muchas recetas con más o menos el mismo peso de azúcar que de queso, a mí sinceramente me resulta excesivamente dulce, pero hay gustos para todo, solo tenéis que probar)

Mezcla el queso junto con la mantequilla (a ser posible que esté blanda), después añade el azúcar y bate muy bien hasta que la crema esté homogénea. No debe quedar demasiado líquida porque resultaría muy difícil de manejar (aunque siempre se puede meter un poco en el congelador).

Montaje:

Pues monta la tarta como quieras: un piso, dos pisos, cúbrela, pon un montoncito de crema a un lado del plato, espolvorea almendra o coco rallado… Las posibilidades son muchas… ¡Y a disfrutar comiéndola!