Hace un par de meses una amiga me preguntó si le podría hacer una tarta especial para su cumpleaños. Para celebrar los grandiosos 30 quería una tarta decorada en blanco y negro de tres pisos. Yo, que ya llevaba tiempo queriendo probar hacer una tarta de este tipo, le dije que por supuesto la haría.

El sabor lo tenía muy claro, bizcocho de chocolate con crema de mantequilla avainillada y cubierta con fondant, pero la duda y el peligro era saber cómo conseguiría que se sostuvieran esos tres pisos, ¿podrían hundirse? ¿Cómo la llevaría al sitio del cumpleaños? Después de investigar en internet, ver vídeos, leer libros y preguntar a compañeros míos, decidí poner las tartas simplemente unas sobre otras, y comprar una base fuerte y resistente para transportarla metida en una caja con las medidas exactas de la base y así evitar que se deslizara. La decoración sería algo sencillo, con unas cuantas flores coronando la tarta.

¡Gracias Chiara por darme esta oportunidad! Éste fue el resultado.

Por si no fuera suficiente dulce con tres pisos de tarta, también hice unas cuantas cupcakes, por supuesto también blancas y negras, unas de vainilla y otras de chocolate, por cierto estas ultimas son del libro de la pastelería Magnolia en New York y hay que decirlo, están buenísimas y lo mejor es que se mantienen frescas bastante tiempo.