Septiembre se ha despedido con una visita de los progenitores a tierras dublinesas. Y como en toda visita que se precie han traído algo de jamón serrano, morcillitas de burgos y chorizos de los de orza. Pero para mí, lo mejor, que vivo a miles de kilómetros de lo typical spanish, ha sido el desayuno que nos pegamos a base de churros y chocolate. ¡¡¡Sí!!! Creo que es lo que más echo de menos de Madrid, un buen puñado de porras y churros para desayunar, merendar ¡o incluso cenar!

No os asustéis, no es que hayan escondido en la maleta una bolsa de churros ya hechos, si no que aprovechando la ocasión de ser más bocas que alimentar en casa, mi madre y yo nos liamos en la cocina a preparar el susodicho manjar. Ñam, ñam, aún me estoy relamiendo….

Churros

2 tazas de harina
1 pizca de sal
2 tazas de agua hirviendo salada

Se pone la harina en un bol y se mezcla con el agua hirviendo. La masa deberá ser un poco dura. Colocarla en la churrera (una especie de manga pastelera de plástico duro).
En una sartén poner abundante aceite. Cuando esté muy caliente dar forma a los churros y freír.

¡Ay! Pero qué buenos están.