Aprovechando mi paso por la capital culinaria de Vietnam, Hoi An, y como mi idea sobre cocina vietnamita era escasa, por no decir nula, decidí asistir una clase donde me explicasen y enseñasen los secretos de tan exquisita comida.
Después de leer las opiniones de otros alumnos en tripadvisor, me decanté por Green Bamboo Cooking School, y !que buena elección!.
La profesora, Van, es una chica super tranquila y encantadora, nada que ver con esos chefs histéricos que nos muestran en algunos programas de televisión. Estuvo viviendo 9 años en Suecia trabajando de enfermera, pero de vuelta a su ciudad natal, decidió dedicarse a la cocina, enseñando a todos aquellos que como yo son apasionados por la comida y a los que quieren conocer Vietnam un poco más de cerca. La clase es en su propia cocina y la posterior comilona en el salón de su casa, te hace sentir como si la conocieras de toda la vida.
La clase, con 8 personas como máximo, cuesta 30$. Cuando reservas, te manda un email con una lista casi infinita de diferentes platos vietnamitas, de los que tienes que elegir uno y que será el que vayas a cocinar en clase, si tienes especial interés en hacer uno que no está en la lista basta con que se lo sugieras.
A las ocho de la mañana Van te viene a recoger en un taxi para llevarte al mercado local, recorres los diferentes puestos, te va explicando las curiosidades de los diversos productos mientras que va comprando los ingredientes que utilizaremos posteriormente.
Primera parada, el mercado cibierto, donde hay puestecillos que te preparan la comida en el momento, las vendedoras (porque todo son mujeres) trabajan de 6 de la mañana a 8 de la tarde, 363 días al año, librando solo dos días en Año Nuevo, ¿os lo podéis creer?
Después pasamos a comprar fruta y verdura, limas amarillas y verdes, fruta del dragón (por dentro es blanco con puntitos negros, tiene textura de kiwi pero no sabe a nada), pepino amargo, cocos que te los cortan y rayan delante tuya y el agua del coco te lo dan en una bolsa, flores del platanero, miles de chilis… También compramos láminas de arroz para los rollitos de primavera, tanto para los fritos como para los frescos y descubrimos unas cajas hechas con madera de canela donde se puede guarda azúcar, té, café o cualquier cosa que queramos adquiera ese dulce olor a canela.
De ahí fuimos a los puestos de carne y pescado, adquirimos calamares, gambas, pollo y cerdo.
Después de hora y media regateando y eligiendo los ingredientes de mejor calidad, ¡estábamos listos para ponernos manos a la obra!
Una vez en casa de Van, mientras nos poníamos el delantal y demás, unas asistentas lavaron todos los ingredientes y prepararon la mesa de trabajo.
Fue entretenido pues a la vez que trabajabas en tu plato, veías como se preparaban los de tu compañeros. Primero nos tocó limpiar y cortar la carne y el pescado para después cortar las verduras y agregar las especias correspondientes. Cuando teníamos todos los ingredientes listos pasamos a cocinarlos.
Louise, como iba a hacer los rollitos de primavera frescos, solo tuvo que cortar zanahorias y judías verdes, cocer y pelar gambas y hervir un trozo de cerdo y cortarlo en tiras. Todos pudimos enrollarlos en las láminas de arroz, éstas eran duras, se sumergían en agua, se rellenaban y enrollaban, para acompañar una salsa a base de zumo de lima, azúcar, salsa de pescado (tipo a soja) chili y ajo, buenísimos, yo creo que de los 7 platos que hicimos éste fue mi favorito.
Yo, para el clay pot de pescado, corté los filetes de de caballa en cuatro y en trocitos chiquititos el tocino de cerdo, maceré todo con un picadillo de ajo, chalotas, cúrcuma y chili. En la cazuela de barro caramelicé azúcar en aceite, freí el tocino, lo cubrí con el pescado, añadí un poco de agua, unas cebolletas y un poco de chili, lo tapé y en 10 minutos estuvo listo.
Una cosa curiosa que aprendí es como obtener ¡leche de coco!, en un bol se pone el coco fresco rallado, se cubre con el agua de coco obtenida dentro del mismo, se deja un rato y luego se escurre, separando todo el líquido de la ralladura y voilá, ya tenemos la leche de coco.
Por fin llegó la mejor parte, ¡probar todos los platos! Nos sentamos en la mesa, repartimos la comida y los saboreamos despacio y con una agradable conversación.
Todos los platos estaban súper ricos, pero yo me quedaría con la ensalada de flores del platanero con gambas y cerdo y el curry de pollo hecho con la leche de coco.
De postre nos sacó unos pastelillos de canela típicos de Suecia, dulces (tipo gelatina) de aloe vera, tomates deshidratados pero dulces y un chupito de vodka con cacahuete. ¡Perfecto para culminar tan delicioso banquete!
Que buena pinta tiene todooo!!! Yo quiero una clase de estas en vivo,ja,ja..Un besazo!!
Ale pues ya sabes lo que tienes que hacer :P!
mmmmm delicioso!!! me ha encantado la visita al mercado!!! Pero pobres vendedoras…madrecita la cantidad de horas que trabajan….
ya te digo! y los hombres lo unico que hacen es estar sentados-tumbados en sus motos!