¿A quién se le ocurre meterse en la cocina con el horno a tope con esta ola de calor? Sólo a mi, claro está…
No tenía otra semana en todo el año que la que ha hecho más calor para plantarme el delantal y ponerme a experimentar y practicar con la levadura fresca… Y es que la semana pasada me dio por probar a hacer muffins inglesas (una especie de panecillo individual típico para desayunar), pan de espelta que no necesita amasado pero si una fermentación de 16 horas y un brioche de pasas y azafrán. Imaginaos cómo terminé, yo sudando la gota gorda, la temperatura de la casa ascendió a más de 30ºC aunque eso sí, con un olor a panadería auténtica y por supuesto, con tres panes estupendos que nos han hecho las delicias de toda esta semana y aun tenemos reservas en el congelador 😉
La cosa es que, al igual que mi madre, tengo el culo inquieto y no puedo parar quieta. Mi mente está constantemente pensando en comida…. que vamos a cenar esta noche; que refresquito nos puede ayudar a refrigerarnos estos días; que bizcochito prepararé para la próxima visita de mis padres; uy este aperitivo iría bien para la próxima cena de verano…
Pero no solo puedo contentarme con pensar, soñar o leer sobre ello… necesito ponerme en acción, y aunque cocino y experimento mucho menos de lo que me gustaría, siempre estoy liada en la cocina… Aunque esta vez me lo he pensado un par de veces antes de encender el horno y he decidido liarme y preparar ¡galletas sin hornear!
No obstante lo de liarme no se corresponde con la realidad, pues no hay galletas más sencillas que estas, 5 minutos de trabajo, 30 minutos de espera y voilà, manjar listo para disfrutar y satisfacer estos antojos de chocolate que me dan en verano…
¿Si necesitáis más excusas para prepararlas? Pues que están cargadas de fibra soluble y de proteína vegetal, son ricas en antioxidantes y nos ayudarán a regular el colesterol.
Yo he usado crema de cacahuete casera (la receta está más abajo), pero siempre podéis sustituirla por una comprada o incluso si preferís sabores más suaves optar por mantequilla (crema) de almendra, anacardos o macadamia. La miel bien la podéis sustituir por sirope de arce o 6-8 dátiles bien triturados en forma de crema espesa. Para además hacerlo apto para celíacos usar avena sin gluten.
¡Ya tenemos con que matar el hambre este fin de semana!
Galletas sin hornear de avena y chocolate (16-18 uds)
60ml aceite de coco
60ml miel, sirope de arce o 6-8 dátiles
40g cacao en polvo, puro
120g crema de cacahuete, de almendra, anacardos o de macadamia*
90g copos de avena (sin gluten si es para celiacos)
un puñado de cacahuetes, almendras, anacardos o macadamia troceados (para decorar)
Forra una bandeja con papel vegetal.
En un cazo a fuego medio-lento, calienta el aceite de coco, la miel y el cacao en polvo, mezcla para que el cacao se incorpore bien. Añade la crema de cacahuete y removiendo hasta que todo estén bien ligado.
Retirar del fuego y añadir los copos de avena, mezclar bien para que se impregnen bien de la mezcla de chocolate.
Con ayuda de una cuchara, formar montoncitos en una bandeja previamente preparada, espolvorear con los cacahuetes machacados. Guarda en el frigorífico y deja enfriar un mínimo de 30 minutos antes de devorarlas. Las podéis conservar en el frigorífico una semana o un mes en el congelador.
*Para preparar la crema de vuestro fruto seco preferido (cacahuete, almendra, avellana, anacardo…) no tenéis más que ponerlos (sin cáscara) en un vaso de batidora potente, triturarlos a máxima velocidad durante unos 10 minutos. Ser pacientes, tras 2 o 3 minutos parecerá que la crema no avanza y que solo obtenéis una masa espesa y seca pero si continuáis triturando veréis como empiezan a soltar el aceite que tienen y a formar una crema cada vez más ligera y homogénea.