Su nombre en inglés viene dado por la reina Victoria porque se dice que siempre tomaba una porción de esta tarta con el té de las cinco.
Consiste en un bizcocho (del de toda la vida) relleno con mermelada de fresa o frambuesa, nata y fresas.
Es una de las tartas clásicas, básicas y más sencillas de hacer. Está riquísima simplemente espolvoreada con azúcar glas, pero cubriéndola con nata y decorándola un poco también puede convertirse en un fantástico postre para una ocasión especial.
VICTORIA SPONGE
5 huevos
125 grs azúcar
125 grs harina
5 cdas de mermelada de fresa o frambuesa
300 ml nata
Fresas
1 vaso de agua
1 cda azúcar
Batir los huevos con el azúcar hasta que aumenten el triple de tamaño. Deben quedar muy espumosos y blanquecinos, así que ¡paciencia con la batidora!
Incorporar la harina tamizada (pasada por un colador) mezclando, lentamente, con unas barillas o una espátula. Si se hace muy deprisa, haremos que los huevos pierdan el aire que le hemos dado al batirlos.
Vuelca en un molde engrasado y enharinado y hornear a 160 ºC durante unos 30 minutos.
Una vez que el bizcocho esté hecho, dejar enfriar.
Mientras tanto montar la nata con un poco de azúcar. Preparar el almíbar hirviendo un vaso de agua con una cucharada de azúcar.
Cuando el bizcocho se haya enfriado, cortarlo en dos alturas y mojarlas con el almíbar frío.
Cubrir el bizcocho base con la mermelada y la mitad de la nata. Colocar encima otra capa de bizcocho, cubrirla con nata y fresas troceadas. Colocar la última capa de bizcocho, espolvorear con azúcar glas y ¡listo para disfrutar!
¡Qué pinta! Y qué buena idea, yo le pondría crema pastelera…
En vez de con crema pastelera te aconsejo que pruebes con Mousseline, hecha a base de crema pastelera y mantequilla (sin sal), puede que no suene atractiva pero esta buenisima, mmmmmm, mucho mas ‘light’, se deshace en la boca!!