Desde principios de año que estoy colaborando con la asociación Amics de la Gent Gran (amigos de la gente grande), gracias a ellos, muchos abueletes pueden disfrutar de la compañía de voluntarios (y viceversa también, jeje). Prestamos parte de nuestro tiempo para salir a caminar con ellos, ir a hacer los recados diarios o simplemente les hacemos compañía en casa.
Se puede decir que así conocí a mi primera amiga en Cambrils, la yaya Carmen.
Al principio pense que estaba un poquito majareta por una tonta confusión mía entre Miami platya (en Tarragona) y ‘Maiami’ América, pero es lo que pasa cuando eres recién llegada a España después de muchos años en el extranjero e incultura geográfica😅.
Es una yaya de las modernas, con sus gafas color fucsia, que ha viajado en su juventud, que le gusta comer bien y que ha trabajado toda su vida primero cosiendo para el famosísimo Pertegaz, para la alta burguesía mejicana y luego para tiendas locales. Para mí es un claro ejemplo de mujer luchadora y tiene un positivismo de envidiar.
Todas las semanas nos vemos, salimos a dar un paseito y nos sentamos a charlar en un banco, sobre el día a día, su vida o mis planes de futuro, otros días vamos al supermercado o al mercadillo de compras.
Mucha gente puede pensar que en esto del voluntariado solo una parte es la que da y otra la que recibe, pero desde mi experiencia, para nada es así, ahora ella es para mí un punto de apoyo y referencia, me aporta tanto o más de lo que yo le doy a ella, y yo que tengo a mi yaya biológica a bastantes kilómetros, es agradable tener cerca a un mayor que comparta su sabiduría.
Como casi toda persona mayor la medicación forma parte de su día a día, sufre de diabetes, el hígado fastidiado, la tensión alta … y la pobre encima, va a un nutricionista porque dice que esta muy gordita y quiere perder peso, me hizo una gracia… Pero hace unos días le quise dar un capricho y le subí unos cupcakes de chocolate, no penséis que lo hice con mala fe y para tentarla, pero es que la operaron de cataratas y entre tanta gota y medicación pensé que se lo merecía.
Estos cupcakes tienen un intenso sabor a chocolate dulce, están super jugosos y lo mejor que duran 3-4 días conservando esa esponjosidad. La receta está sacada del libro de Magnolia Bakery aunque en vez de adornarlas con un ganache de chocolate, con el cual está también brutal, esta vez me decidí por un frosting de queso.
A la yaya le encantaron, ¿y a vosotros?
Cupcakes de Chocolate (42 super mini cupcakes)
2 huevos
200g azúcar
130g harina
50g cacao en polvo
2 cucharaditas levadura
1 pizca de sal
160ml leche
1/4 cucharadita de vainilla
160g mantequilla sin sal, derretida
120 g chocolate, derretido
Para el frosting
200g queso de untar
110g mantequilla sin sal, reblandecida
170g azúcar glass
1/2 cucharadita esencia de vainilla
Con una batidora de varillas batir los huevos y el azúcar hasta que estén esponjosos.
En un bol, mezclar la harina, cacao, levadura y sal. Añadeselo a los huevos en tres tandas, alternándolo con la leche. Incorpora la vainilla.
Vierte la mantequilla y mezcla bien y por último el chocolate derretido.
Divide la mezcla en 42 super mini cajas de cupcakes y hornea a 160ºC durante 10-15 minutos, hasta que al insertar un cuchillo este salga limpio.
Mientras tanto haz el frosting: bate el queso y la mantequilla hasta que estén bien incorporados. Añade el azúcar glass y la vainilla y bate unos 5 minutos.
Cuando los cupcakes estén fríos, unta un poco del frosting, bien con una cuchara o con una manga pastelera. Decora con unos fideos/bolas de colores o virutillas de chocolate y a disfrutarlos en buena compañía.
¡¡Orgulloso……..