Siempre que vengo a Irlanda, me quedo en Dublín. Me gusta Dublín, es pequeña y accesible. Hay tiendas, pubs, librerías en las que tirarte horas y algún museo o galería con algo que puede resultar interesante. No tengo necesidad de salir de aquí. Y ésta lleva siendo mi rutina en cada viaje en el que he visitado a mi hermana durante los últimos cinco años.

Esta vez, ha sido mi hermana la que ha cogido el toro por los cuernos, o las llaves del coche, y me ha llevado a la costa opuesta de mi tan preciada Dublín. Hemos estado en Galway y la región de Connemara.

Galway es la tercera ciudad de Irlanda, al parecer conocida por su actividad universitaria. Es pequeña, una sola calle es capaz de aglutinar toda la vida comercial y social de la ciudad. No sé si el hecho de que sea tan pequeña y esté todo tan concentrado, aumentó la sensación de gente pululando, pero el sábado éramos muchos los que estábamos en Galway y muchísimos españoles.

El domingo por la mañana, con ganas de conducir, recorrimos la región de Connemara, muy interesante, llena de pequeños lagos y entrantes de mar, barcos encallados en la arena, islotes con algún edificio derruido en el centro y abadías tan de cuento de hadas que dan ganas de hacerse monja para poder vivir allí dentro. Hemos acabado en Cong, viendo una pequeña iglesia derruida y otro castillo de cuento.

Pero éste es un blog de cocina, así que algo sabroso teníamos que sacar del viaje. Aunque vimos cafés y bares muy chulos en Galway, nos apetecía ir a algún sitio clásico, ¿y qué mejor que a un McDonagh’s? Sí, habéis leído bien, McDonagh’s, donde al parecer se sirve el mejor fish&chips de la costa oeste irlandesa.

Así que esa es nuestra receta de hoy, fish&chips.

FISH&CHIPS (4 pers)

250 grs harina
500 ml casera o agua con gas
sal
pimienta
4 filetes de pescado, sin espinas y sin piel
900 grs patatas.
Aceite para freír

Tamiza la harina y bátela gradualmente con el agua hasta obtener una masa homogénea con la consistencia de una nata bastante espesa. Sazona al gusto.
Pela y corta las patatas en rectángulos de unos 2cm de grosor. Lava y sécalas muy bien.
Calienta el aceite en una freidora o en una sartén honda. Cuando esté muy caliente echa las patatas, de puñado en puñado y fríe durante 8-10 minutos o hasta que estén doradas. Retira y escúrrelas bien el aceite en un plato con papel de cocina.
Deja que el aceite vuelva a adquirir una temperatura de unos 180°C. Pon el pescado dentro con cuidado de no quemarte. Fríe durante unos 3-4 minutos o hasta que esté dorado y crujiente. Retíralo y déjalo igualmente escurrir en un plato con papel de cocina.
Sirve en un plato con sal y pimienta. Acompaña con vinagre y salsa tártara.

Y ya tenéis un plato típico por excelencia, que aunque aceitoso, de vez en cuando apetece.