Estos días tengo a mis padres haciéndome una visita, una larga visita (un poco obligada por mi parte, he de confesar). Durante este tiempo, evidentemente, han tenido que faltar a las numerosas clases y actividades a las que están apuntados (tienen unas jornadas escolares dignas de cualquier estudiante). Entre ellas, mi madre no ha podido acudir a su clase semanal de cocina.
Ya hemos comentado alguna vez que la afición a la cocina la hemos heredado de nuestra madre. También hemos dicho que a pesar de las miles de revistas, libros y recortes, ella sigue yendo a clase a aprender nuevas técnicas, recetas y también a conocer gente.
Pues bien, el otro día, consultando el blog de su profe (Menús para impresionar) para ver qué era lo que habían hecho en clase, vio la receta de una tarta de manzana que le apeteció hacer, no porque los ingredientes fueran diferentes a los de siempre, sino por el cómo la hizo, intercalando a capas en la fuente, por un lado la leche y el huevo, por otro la harina, el azúcar y la levadura y por otro los trozos de manzana. Así, sin mezclar.
La pinta de la tarta en la foto del blog de la profe es espectacular, pero no así la que mi madre hizo aquí (aunque a mí no me parecía tan mala). ¿Y qué hacemos? Dijo ella. Venían algunas amigas a merendar y no quería que vieran esa tarta así, independientemente del sabor. Pues en un plis plas, corta por aquí, corta por allá, haz unas natillas ligeras y monta unas preciosas y deliciosas (esto nunca se puso en duda) copas de tarta de manzana mojadas con suaves natillas.
TARTA FÁCIL DE MANZANA
Pinchad aquí y directamente podréis leer la receta en el blog de Menús para impresionar.
NATILLAS
2 yemas de huevo
3-4 cucharadas de azúcar
piel de naranja
1/2 l leche
Se deshacen las yemas y el azúcar con un poco de leche.
El resto de la leche se pone al fuego junto con la piel de naranja. Un poco antes de que empiece a hervir se añade la mezcla de las yemas y a fuego lento se va removiendo continuamente mientras hierve y espesa un poco.
Si no espesa lo suficiente siempre se puede añadir una cucharadita de maicena disuelta en un poco de leche.
Y para que quede más fina, al final se cuela.
El montaje es sencillo, ponemos unos trozos de bizcocho en copas o vasos y sobre ellos echamos un chorrito de natillas.
Siempre se puede rematar la faena decorando con alguna galleta, espolvoreando canela, poniendo una cucharada de nata semimontada por encima o por qué no, con una cucharada de helado… Las variedades son múltiples…