Nunca pensé que viviendo en Dublín, la capital de una isla, tendría tantos problemas para encontrar pescado fresco.
Cuando llegué aquí hace más de 5 años el único pescado que se encontraba eran los palitos tipo Pescanova y pescado rebozado congelado. Por suerte y con el paso del tiempo los supermercados han empezado a vender pescado fresco al vacío, pero fue una compañera la que me abrió un mundo nuevo al hablarme de una pescadería, Kish Fish, situada a unos minutos del centro. Tuve que dar varias vueltas hasta que la encontré, porque está en un callejón bastante escondido, pero mereció la pena. Venden pescado fresquísimo y muchas más variedades de las que puedes encontrar en un supermercado normal.
Tienen lubina, calamares, atún, pez espada, langostinos, langostas, vieiras, merluza, rayas, mejillones, rape y otros que no sé ni su nombre en español. Les doy las gracias desde aquí por proveernos de pescado rico y fresco, solo les pongo un pero, ¡¡no tienen bacalao en salazón!!
Es el único pescado que importo desde España, además tiene la ventaja de que se mantiene ‘fresco’ por mucho tiempo. Mi madre siempre lo ha usado en casa, ya sea para hacer empanada de bacalao y puerros, fritos de bacalao, potaje de Semana Santa, revuelto de huevo y patatas fritas con bacalao… pero lo clásico para los Llamas-Mondéjar es esta crema de bacalao, una crema delicada, suave y llena de sabor.
CREMA DE BACALAO (4-6 pers)
500 grs patata
3 puerros
250 grs bacalao en salazón
200 ml nata
Pon en remojo durante unas 2 horas el bacalao, cambiándole el agua un par de veces.
Limpia, lava y corta los puerros. Escurre y rehoga con un poco de aceite
Añade las patatas peladas y cortadas en trozos.
Una vez que todo esta rehogado, añade el bacalao escurrido y en trozos, cúbrelo todo con agua y déjalo hervir. Cuando la patata esté cocida ya está listo para triturar. Pásalo por un pasapuré para que quede bien fino, rectifica de sal y pimienta y añade la nata antes de servir.
Sírvelo con un poco de cebollino picado.